No es fácil vivir por esta zona ya que hay varios factores que no ayudan, pero me detendré en uno solo por el momento.
Sabido es del boom petrolero que trae bonanza a nuestra localidad como pocas veces se ha visto ( esto no se refleja en las arcas municipales que están con un déficit de unos 2 millones de pesos) y genera un movimiento de dinero importantísimo. Basta salir al centro para ver el renovado parque automotor cuya estrella y aspiración máxima de toco catrielense que se precie es tener una Toyota Hilux.
Pero estos beneficios hacen que los comerciantes, los gasistas, el jardinero, el electricista, el albañil y etcéteras de demás prestadores cobren lo que les viene a la real gana, que como bien dijo Unamuno, se encuentra localizada en los testículos.
La real gana significan precios de asalto: cualquier alquiler de una piecita de morondanga pueden significar 1000 pesos y ni hablar de una casa, allí nos vamos como piso a los 1000, pero dólares. Y así sucesivamente, si se rompe el lavarropas te matan, si tenés que hacer una reja te asesinan, si se te rompió el auto te destrozan; en fin, todo es en precio petrolero, es decir un piso de 6000 pesos y de ahí para arriba.
Eso estaría bien, todos ganan y adelante...; pero ¿y los que no trabajamos en el petróleo, los que tenemos sueldos más acordes a la situación del país o de esta provincia en decadencia? ¿Qué hacemos? Una de las soluciones aportada por una amiga es la que está abajo, usted si es de los nuestros, hágalo; eso sí la remera va a tener que comprarla en otro lado y la leyenda puede ampliarse y modificarse.

Ah, si me ve en el centro con la remerita, ya sabe quién soy.