junio 23, 2006


EL EQUIPO PERFECTO

Hay clima de partido. Mucha gente en la calle y predominan los colores celeste y blanco. Entro al bar del "gallego" Vicente después de fugarme del trabajo y apenas traspongo la puerta me asalta un aire caliente que huele a café y cigarrillo.

Todo está completo, menos la mesa frente a la tele que el "bayo" Rodríguez, nuestro mozo, ha guardado a capa y espada para la barra. Miro y ya estaban jugando su sempiterno partido de pool el "gallego" y el "chino" Zapata que me saludaron desde el fondo. Apenas me vio sentado el "bayo" se vino con un café y dos medialunas y como si me tirara un dato al pasar murmuró "hoy la perspicacia argentina en el dominio del esférico se impondrá sobradamente a los balcánicos". Siempre me sorprende este tipo, ahora a su camiseta argentina la adornan unas manchas de café en el abdomen saliente.

"Hoy goleamos, no nos para nadie a pesar que ellos vienen con dos equipos, los de Serbia y los Montenegros", aseguró el "lechuzo" Díaz mientras se sentaba y se colocaba un gorro de alerquín. El "narigón" Rojas sonrió y pedió los cafés. "¿Ha jugado España ya?" dijo el "gallego" haciéndose el distraído. "Tomátelas, gallego, festejen ahora porque ya gastaron todos los goles", le retrucó el "chino".

"¡¡¡Eh, viejo!!!, ¿por qué no te metés la corneta en el c...?"--entró a los gritos el "pibe" García furioso con un joven que hizo sonar el instrumento cerca de su oreja--se llenó esto, espero que nos dejen ver el partido tranquilo, viejo". Calmé al "pibe" que se pasaba la mano por los zapatos relucientes y miraba con cara de pocos amigos el entorno y sacudió la cabeza cuando se dio cuenta del gorro que estrenaba el "lechuzo".

Nunca supimos su nombre, siempre fue el "pibe", el tipo más porteño que he conocido a pesar de que llevaba más de veinte años por aquí. Una verdadera Biblia del fútbol. "Te puedo dar la formación de Boca desde el 45 hasta el 65, viejo, en esa época los jugadores duraban en el club, no como ahora", me decía siempre. Era cierto, una memoria prodigiosa, una pasión explosiva, una elegancia sin igual, devoción por los amigos y las mujeres y un secreto guardado bajo siete llaves son su resumen aproximado.

"Hay miles de partidos, viejo como hay miles de mujeres; pero un día ocurre un milagro y ves el partido perfecto, el que resume miles, viejo. Así pasa con las mujeres, un día vez la que vale por todas. Y cuando te pasa eso experimentás algo único, la belleza, viejo, la belleza. Y puteás porque el partido apenas dura 90 minutos y la mujer algunos meses o años si tenés suerte, viejo. Por eso veo veo fútbol o ando ahora de cabaret en cabaret, viejo, para encontrar la belleza", me explicó el "pibe".

Por eso entiendo sus lágrimas con el segundo gol de Cambiasso y con cada uno de los goles posteriores, por eso entiendo su llanto cuando el partido terminó y el bar era una fiesta. Lo entiendo, "pibe", vaya si lo entiendo.

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